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CONTEMPLANDO LA REALIDAD

CON UNA CLARAESPERANZA

SECCIÓN MEDITCANTAMOS

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  • Desenterrar nuestra zarza ardiente

    En muchas representaciones de Pentecostés se ven dibujadas unas llamas de fuego encima de las cabezas de los discípulos. Parece como si estas llamaradas hubieran caído del cielo, desde fuera… Pero tengo la profunda convicción de que estamos habitados por el Espíritu Santo desde el principio de nuestra existencia. Somos Templo del Espíritu Santo: todo ser humano está habitado por Él. Es un don, es algo dado con nuestro ser. No depende de haber recibido el bautismo o de celebrar una fiesta. El texto de los Hechos de los apóstoles nos dice: “se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa” (Hch 2,2). En nuestro interior hay una zarza ardiente, un “yo soy”, y cuando sopla el viento, se enciende. Las llamas de Pentecostés vienen de nuestro interior. Etty Hillesum en su diario escribe: “Un pozo muy profundo hay dentro de mí. Y Dios está en ese pozo. A veces me sucede alcanzarle, mas a menudo piedra y arena le cubren: entonces Dios está sepultado. Es necesario que lo vuelva a desenterrar” (Diario, 97). La fiesta de Pentecostés nos invita a desenterrar nuestra zarza ardiente interior y dejar que el soplo la vivifique. Hemos recibido con nuestro ser todo lo que necesitamos para santificar el mundo, para inundar el mundo con el fuego del amor. La zarza del Horeb no se consumió; nunca se apagará. Por ello, siempre hay la esperanza de que nuestros corazones ardan y nos impulsen a trabajar por una nueva humanidad.   Texto: Pauline Lodder Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza

  • El gran reencuentro

    En la Plaza de la Constitución de Badalona (España), cada Domingo de Resurrección tiene lugar la procesión del encuentro entre María vestida de fiesta y Jesús Resucitado representado por un Niño. Un acto que se hace cada año pero que este 2023 ha sido más solemne porque la Congregación de los Dolores lleva 300 años celebrando la fe en la parroquia de Santa María. Por este motivo los congregantes llevan corbata de color: ¡es fiesta! La eucaristía ha iniciado con esta oración colecta: “Oh Dios, hoy tu Unigénito, venciendo la muerte nos ha abierto las puertas de la eternidad. Haz que quienes celebremos la resurrección del Señor, renovados por tu Espíritu, resucitemos con Cristo en la luz de la vida.” Ya sabéis que la oración colecta es la principal de la misa. En ella recogemos todas nuestras intenciones. Pues bien, cada palabra de esa oración está muy pensada: Hoy. La resurrección es hoy. Jesús dijo que si no nos hacíamos como niños no entraríamos en el Reino de Dios. Pues bien fíjense que para los niños -como para algunos pueblos primitivos- sólo hay dos tiempos verbales, «ahora» y «no ahora». Igualmente ocurre con las personas mayores. No pueden realizar programas a largo plazo. No podemos hacerles promesas de futuro porque no saben qué futuro tendrán…. Así la resurrección es un hoy, porque la eternidad es un hoy. Con sabia intuición teológica, la imagen del Resucitado de nuestra parroquia de Santa María, es un niño vestido de blanco. Hay un corto que corre por las redes sociales. Un hombre muere haciendo surfing en el mar. Su cuerpo sin vida es arrojado a la playa. Cuando se despierta y se levanta (la resurrección) se encuentra que la playa está llena de niños, se va caminando hasta la ciudad y ve que es la de siempre, pero poblada de niños. Él mismo, al pasar cerca de un escaparate ve que es un niño. ¡Qué intuición tan bella de la infancia espiritual de la que hablaba Santa Teresita de Lisieux! Venciendo la muerte. Podríamos decir, «¡pero si a pesar de los esfuerzos de la ciencia la muerte no está vencida!» Si seguimos muriendo. Si muere el amigo y muere antes que nosotros. Si mueren los padres, los hermanos… ¡Si mueren personas a las que no les tocaría morir! ¿Somos unos ilusos quienes creemos en la resurrección de la carne? No. Fíjense. Hemos empezado esta fiesta con la Procesión del Encuentro entre María y Jesús, aquí mismo en la plaza de la Constitución, en el casco histórico de Dalt la Vila. El encuentro gozoso entre Madre e Hijo. Madre e Hijo que se habían encontrado de forma trágica en el Camino de la Agonía, ahora se reencuentran gozosa y serenamente. Es una sabia intuición popular. La Madre y el Hijo se reencuentran, de la misma manera todos tenemos la esperanza de reencontrarnos un día con nuestros familiares queridos que nos han precedido. Recuerdo sobre todo que para Montserrat Rovira, una buena feligresa, ésta era una gran preocupación: “¿me reencontraré con las personas que he amado? ¿Volveré a verlas?” Poco tiempo antes de morir perdió a una buena amiga. Los hijos de Montserrat le escondieron este hecho. No quisieron decirle. Pero el mismo día del entierro, por la mañana, el hijo que vivía con ella en casa oyó un ruido: Mamá se había levantado, se había arreglado… ”Madre ¿qué haces aquí?”. “Hijo, ¿no debemos ir al entierro…?” El hijo quedó helado: estaba absolutamente convencido de que a su madre no le había dicho nadie, pero lo sabía. ¡Y cuántas personas en la agonía mencionan a la madre! ¡Y cuántos condenados a muerte, en el transcurso de la historia han mencionado a la madre! ¿Acaso están volviendo a la infancia y la ven? Por tanto, la muerte está vencida, porque desde nuestro bautismo, al incorporarnos a Cristo hemos recibido el don de la vida perdurable, como insiste uno de mis mejores amigos: no es otra vida, es la misma vida que sigue renovada. Por eso cantamos: “continuaré caminando con quienes viven en la presencia del Señor…” Resucitamos en Cristo a la luz de la vida. Hay un comentario muy interesante de los benedictinos de la Abadía de Saint-André-la Bas sobre la resurrección. La fe de los Apóstoles en la resurrección es progresiva y mezclada con las dudas y con incredulidad, como la fe de nosotros mismos que, en muchas ocasiones, dudamos. Como muchos amigos y familiares nuestros que creían y han dejado de creer en la resurrección. Escriben los monjes: Pedro, aunque veía la tumba vacía, no creyó en ella hasta que él mismo no reencontró al Señor (Lc 24, 12-34; 1Cor 15,5). Para comprender inmediatamente el signo era necesario el amor intuitivo del discípulo que Jesús amaba. Sin embargo, el primer testigo que entró en el sepulcro para hacer las constataciones oficiales, no fue María de Magdala ni tampoco Juan, sino que es Pedro, el jefe del colegio apostólico. Es decir, el obispo de Roma, es decir, el Papa. Por eso el pueblo sencillo sigue tanto la vida y las enseñanzas del Papa, porque intuye que él, vestido de blanco, debe seguir siendo el primer testimonio de la resurrección. Ahora bien, la clarividencia tan particular de Juan es muy instructiva, no es suficiente con ver para que creamos. Repito, Pedro no creyó hasta que se encontró con Jesús. El discípulo amado vio y creyó. María Magdalena vio y creyó. Nosotros no creeremos de verdad hasta que no nos encontremos con Jesús en la eternidad, pero sí que podemos empezar a creer desde ahora cuando encontramos a Jesús en el pobre, el enfermo o el marginado o cuando sentimos que nos comunicamos con nuestros muertos. Otra buena feligresa me decía que su madre murió hace muchos años y que fue una mujer poco maternal. Pero el otro día soñó con ella, y soñó que le daba dos besos. Y se quedó llena de gozo y de consuelo. ¡Cuántos de nosotros también hemos soñado con nuestros muertos! … Leer más

  • Por los educadores

    En el Video del Papa, Francisco propone a los educadores “que añadan un nuevo contenido en la enseñanza: la fraternidad”. Los invita a “ser creadores de comunidad” y reza para que sean “testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la confrontación”. Porque un educador, remarca el Papa, hace mucho más que enseñar matemáticas, geografía o historia: “es un testigo que no entrega sus conocimientos mentales, sino sus convicciones, su compromiso con la vida”. “Quiero proponer a los educadores que añadan un nuevo contenido en la enseñanza: la fraternidad. La educación es un acto de amor que ilumina el camino para que recuperemos el sentido de la fraternidad, para que no ignoremos a los más vulnerables. El educador es un testigo que no entrega sus conocimientos mentales, sino sus convicciones, su compromiso con la vida. Uno que sabe manejar bien los tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos, armonizados. Y de ahí la alegría de comunicar. Y ellos serán escuchados mucho más atentamente y serán creadores de comunidad. ¿Por qué? Porque están sembrando este testimonio. Oremos para que los educadores sean testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la confrontación y ayudando especialmente a los jóvenes más vulnerables”.

  • El concilio de Jerusalén

    El llamado concilio de Jerusalén fue una asamblea recogida en el capítulo 15 de los Hechos. Santiago, el hermano de Jesús, actúa de juez en esta controversia donde se afrontan dos visiones sobre la salvación, marcadas por la Ley y la gracia. Pedro diverge claramente de los fariseos; el testimonio de Pablo y Bernabé apoya a Pedro, pero finalmente el veredicto se sitúa en una posición intermedia. La resolución se escribe en una célebre carta donde se apela a «el Espíritu Santo y nosotros». CONTENIDO Parroquia de San Félix Africano 14 de febrero de 2023 Clase impartida por Montse de Paz Filmada por Ana Martínez

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CON UNA CLARAESPERANZA

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“Pedir perdón es necesario, pero no basta”: en el mes

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En el año 2016, con motivo del jubileo extraordinario que

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El concilio de Jerusalén

El llamado concilio de Jerusalén fue una asamblea recogida en el capítulo 15 de los Hechos. Santiago, el hermano de Jesús, actúa de juez en esta controversia donde se afrontan dos visiones sobre la salvación,

Aparición de Jesús resucitado a su madre

Dios te salve, madre querida soy tu hijo resucitado, sí vivo ya una nueva vida para estar siempre a tu lado. Mira bien mi mano herida y la llaga de mi costado, por todos serás

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MEDITCANTAMOS

XVII MediTcantamos

XVII MediTcantamos  Un espacio virtual para meditar un canto. En esta sesión meditaremos el canto: Mi luz, de la autora

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Por las víctimas de abusos

“Pedir perdón es necesario, pero no basta”: en el mes de marzo, el Papa Francisco reflexiona sobre los abusos, “especialmente los cometidos por miembros de la Iglesia”, y pide que recemos con él por las

XVII MediTcantamos

XVII MediTcantamos  Un espacio virtual para meditar un canto. En esta sesión meditaremos el canto: Mi luz, de la autora Salomé Arricibita Comentarios de: María de Jesús Chávez-Camacho y Pauline Lodder Video: Mi luz 

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Conferencia «Dorothy Day. La felicidad natural», a cargo de Teresa

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XVII MediTcantamos  Un espacio virtual para meditar un canto. En

VÍA LUCIS

Vía Lucis ¡Resucitó!

Introducción En Cuaresma, muchos cristianos rezan el Via Crucis. Pero no todo termina en la cruz… Les invitamos a seguir meditando: a ponerse en camino para un Via Lucis. Se trata de meditar sobre los

La dormición de María

El Nuevo Testamento no da ninguna información sobre las circunstancias de la muerte de María. La tradición de la Iglesia, y la iconografía antigua aportan que los apóstoles llegaron de diferentes lugares para acompañar a

Juan Bautista, precursor de resurrección

Juan 1, 26-29 Juan les respondió (a los sacerdotes y levitas): «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy

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IMÁN DE LA CLARAESPERANZA

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ANDADURA PASCUAL

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La Andadura Pascual, es un camino de alegría, de encuentros

De entre las varias presencias de Jesús Resucitado, podemos meditar

Las presencias del Resucitado entre sus amigos y amigas continúan.

Cuarta parte y final de la Andadura Pascual, Camino de

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  • Andadura Pascual – Cuarta Parte y final

    Cuarta parte y final de la Andadura Pascual, Camino de Alegría. Vídeo basado en el libro del mismo nombre, de Alfredo Rubio de Castarlenas, con ilustraciones de María Inés Henao de Brigard.    

  • Itinerario

    Libro ITINERARIO de Alfredo Rubio de Castarlenas.  

  • La nación insomne

    Dios para unos, la madre naturaleza para otros, nos han regalado el sueño. El sueño reparador, cobijado por el mayor silencio y la mayor oscuridad de la noche. La misma tierra bajo nuestros pies, nos ofrece su horizontalidad para el descansado olvido de nosotros mismos. Para soñar dormidos o en duermevela. Sólo cuando una persona haya dormido profundamente y vaciado todo el pantano de sueño acumulado durante la actividad de las jornadas, es cuando se levanta renovada con ánimo prístino, con fuerzas límpidas para emprender con gozo y eficacia una nueva jornada, que es otro gran regalo que se nos hace. *** ¡Pobres gallinas, las de las granjas! Les encienden muchas bombillas para que en vanos y largos periodos crean que casi siempre es de día, y así sigan comiendo y pongan más huevos. Acaban –¡cómo no!– neurasténicas, angustiadas y agotadas. Pero, claro, las gallinas son fáciles de ser sustituidas por otras. Aquellos que coman la carne de esas gallinas «explotadas», que se venden manipuladas en croquetas, etc., ingerirán las toxinas que ellas produjeron en su insomne vida. Y es posible que los comensales de esa vianda se tornen también más angustiados. *** Tenemos un país lleno de personas con sueño atrasado. Muchas acumulan ingentes pantanos de sueño (¡no sueños!) desde su juventud, o niñez quizás: los colegios, los estudios exigentes, el trabajo extra necesario para sobrevivir, las preocupaciones y discusiones familiares y el anhelado ocio y fiesta que se saca –a falta de otras– de las horas de dormir. Hay luces en las calles, en los anuncios de neón multicolor y cambiante, en las casas, en los espectáculos. La televisión funciona toda la noche… Y nos levantamos por la mañana ajados y cansados y con mal humor. Vivimos como en una gigantesca granja que nos confunde el día y la noche, y vamos impregnándonos de sueño no vaciado que invade todos nuestros entresijos y células. La mente, sin su debido reposo, nos hace susceptibles, agresivos, sarcásticos, inalegres, y nos nace un profundo egoísmo que en el fondo, sólo es deseo de paz, silencio, reposo y posibilidad de quitarnos todo el stress acumulado en nuestro yo. Y eso no ocurre a uno o a unos cuantos. Somos casi todos los zarandeados por los frenéticos medios de comunicación y los modos modernos (y anticientíficos) de vivir. Somos tantos, que formamos –puede decirse– una nación insomne. Las consecuencias… Para evitarlas, yo me atrevo a aconsejar a mis conciudadanos: ¡dormid!, ¡dormid!, hasta vaciar del todo esos pantanos que nos obnubilan con sus emanaciones. Además, «dormirse» es un hermoso acto de humildad y de confianza en los que nos rodean. Ciertamente, no somos dioses siempre insomnes. Tampoco es bueno estar permanentemente en una especie de vela defensiva, como quien considera posibles enemigos entre los de nuestro entorno. Si bien dormimos, ganaremos en paz, en gozo, en armonía colectiva. Pasaremos a ser no sólo una nación despierta, sino gozosa y fecundamente bien despierta gracias a haber usado correctamente este maravilloso don de relajarnos abandonados confiadamente en el sueño, insustituible y reparador.   Texto: Alfredo Rubio de Castarlenas   Voz: Claudia Soberón   Música: Manuel Soler, con arreglos en interpretación de Josué Morales   Producción: Hoja Nuestra Señora de la Claraesperanza    

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